lunes, 1 de septiembre de 2014

La filosofía Think Blue. también en la vida cotidiana: Además de una conducción sostenible, en tu casa y el trabajo también podemos colaborar en reducir nuestro impacto ambiental



MUY SIMPLE: Think Blue



¿Quieres que tu día a día sea más sostenible? Nada más sencillo: a continuación prácticos consejos con los que reducirás tu impacto ambiental al tiempo que cuidarás tu bolsillo sin renunciar a la diversión.





EN LA CARRETERA


Conducir sin resistencia

Ahorrar gasolina empieza antes de iniciar la marcha. Por ejemplo, mediante una comprobación de la presión de los neumáticos. La resistencia a la rodadura supone hasta un 15% del consumo total. Hincha los neumáticos hasta alcanzar la presión recomendada; encontrarás los valores en la tapa del depósito. Asimismo, compra neumáticos con una resistencia a la rodadura lo más reducida posible, lo que supondrá un ahorro adicional de hasta un 3% de combustible y además será más silencioso. Un instrumento con una eficacia similar es mantener un funcionamiento suave del motor mediante aceites eficientes de alta calidad, que reducen el consumo de gasolina en hasta un 5% y que podrás adquirir en tu distribuidor Volkswagen. Combina varios trayectos individuales. El motor consume más cuando está frío. Combinar varios trayectos en uno es más económico que dejar que el motor se enfríe entre varios recorridos breves.


Mantente relajado

Tener prisa en las retenciones de tráfico, permanecer en el carril de la izquierda en la autopista y hacer ráfagas de luz: quien conduce de forma agresiva se pone nervioso y en peligro a sí mismo y a los demás. Y malgasta energía. Si eres listo, conducirás de forma previsora. Deja que tu automóvil “fluya” en el tráfico; de este modo, evitarás atascos y perjudicarás menos el medio ambiente. Lo mismo puede aplicarse al cambio de marchas: al poner una marcha superior el coche mantiene un número bajo de revoluciones; no dudes en saltarte una marcha. 50 km/h en quinta no supone un problema para muchos vehículos, mientras que el nivel sonoro y el consumo de gasolina disminuyen considerablemente en comparación con un motor muy revolucionado. Las revoluciones son correctas mientras el coche avance sin sacudidas y silencioso. Y no te preocupes: es una leyenda urbana que conducir con un número bajo de revoluciones daña el motor. A los motores TDI y TSI modernos les gusta ir en tercera a 30 km/h.


Una buena ventilación es media climatización

Es fantástico que el Volkswagen disponga de aire acondicionado, así como calefacción de los asientos y espejos. Esto hace que conducir sea aún más cómodo, pero también más caro si se usan en exceso. Por lo tanto, durante la conducción comprueba siempre qué accesorios usas. Y cuáles necesitas realmente. En pleno verano, para reducir y mantener la temperatura interior, un aire acondicionado consume hasta dos litros cada 100 km a baja velocidad. También nos podemos librar del calor (y del elevado consumo) ventilando bien antes de iniciar la marcha y circulando los primeros kilómetros con las ventanas abiertas. En invierno, la calefacción de los asientos y la luneta térmica son grandes consumidores de gasolina. Apágalos en cuanto la luneta esté despejada y los asientos calientes.


Carga completa

Una aerodinámica favorable es una de las claves para lograr bajas emisiones, especialmente a altas velocidades. Un aumento del 33% de la resistencia al ir a 160 km/h supone un consumo adicional de hasta dos litros cada 100 km. Y lo mismo puede aplicarse al equipaje: 100 kg de peso incrementan el consumo en hasta 0,3 l/100 km. Revisa periódicamente el contenido del maletero. No es necesario llevar durante meses cajas de refrescos vacías. Si no estás de viaje, deberías evitar cualquier kilo de sobrepeso en el maletero, así como desmontar portaesquís, portabicis y bacas.


Dejar rodar

¿Sabes cuándo consumes exactamente 0,0 litros? Exacto: en bajada, con la marcha puesta. Gracias al corte de inyección se interrumpe el suministro de combustible al motor y no se consume ni una sola gota de gasolina. Pero, en punto muerto, el consumo también es considerablemente menor, como cuando se deja rodar el coche al aproximarse a un semáforo en rojo.


EN CASA


Luces apagadas si no hay nadie

Por fin en casa, la jornada ha sido larga, es tarde. Lo primero encender las luces, sentirse como en casa. Minutos después hay siete luces encendidas en cuatro habitaciones. Pero solo estás en una. Acostúmbrate a encender únicamente la luz de la habitación donde estés. Diseña tu casa de modo que se aproveche al máximo la luz del sol. Y, si es posible, utiliza únicamente bombillas de bajo consumo de fabricantes renombrados: ahorrarás hasta un 75% de energía respecto de las bombillas incandescentes. Las bombillas de bajo consumo baratas suelen durar poco. Lo más adecuado son los colores “blanco cálido extra” o “blanco cálido”, ya que se acercan mucho al tono de las bombillas incandescentes. Las bombillas de bajo consumo de alta calidad también valen la pena aunque la luz se encienda y apague con frecuencia, como p. ej. en escaleras, donde también es recomendable un temporizador automático. En estancias poco transitadas como el sótano o el desván, pero también en el jardín, vale la pena instalar sensores de movimiento.


Tu casa no es una sauna

Junto con el alquiler, la calefacción es a menudo la mayor partida de costes de la vivienda y, por lo tanto, es donde radica el mayor potencial de ahorro. Bajando la temperatura ambiente tan solo un grado Celsius ahorrarás un 6% de energía. Con una combinación inteligente de medidas ahorrarás aún más. Ventila con la ventana bien abierta durante 5-10 minutos: si dejas la ventana abatida con la calefacción encendida, calentarás la calle. Instala un termostato con el que ajustar la temperatura ambiente por la noche y durante largos períodos de ausencia a 15-17 grados. Asegúrate de que ventanas, puertas, paredes y techo tengan un buen aislamiento. Y de que los radiadores estén limpios y no estén obstruidos: de este modo aprovecharás la potencia calorífica de forma óptima.


Lavar – En frío

Utilizar las lavadoras de forma óptima es una ciencia por sí misma. Las normas más sencillas: la carga completa es “Think Blue.”. Con un grado de suciedad normal, suelen bastar 30º sin prelavado (se ahorra aprox. un 50% respecto de un lavado a 60º), sobre todo porque los detergentes modernos permiten temperaturas más bajas y hacen que los 90º sean casi innecesarios. Aunque los programas ecológicos tardan más, consumen menos energía. Y, si tienes espacio para un tendedero o una cuerda de tender al aire libre o en espacios bien ventilados, renuncia a la secadora. En general, apostar por electrodomésticos modernos con la etiqueta energética A+++ vale casi siempre la pena.


Es solo basura

Separar la basura no es difícil: en muchos países, existen desde hace tiempo métodos sencillos de recogida selectiva. Compra preferiblemente productos reciclados o reciclables. Y tómate en serio los símbolos de residuos especiales: las bombillas de bajo consumo, las pilas o los cartuchos de tinta no deben desecharse en la basura doméstica. No obstante, producir menos residuos (y menos peligrosos) es más efectivo que la separación de residuos. Por ejemplo, usando bolsas de tela. Comprando envases grandes o reutilizables. Optando por las botellas reutilizables en lugar de las de un solo uso o las latas. Y evitando los envases de plástico, ya que reciclarlos es difícil y costoso.


Todo fluye

Nada más agradable que un baño caliente en invierno. Y nada consume más energía doméstica. Sé selectivo. Duchándote consumirás entre cuatro y cinco veces menos energía y, con alcachofas de ducha de ahorro de agua, adicionalmente ahorrarás hasta un 50% de agua. Otras pequeñas acciones con un gran impacto: cerrar el grifo mientras te lavas los dientes (se ahorran unos 20 litros en tres minutos). O reparar los grifos que gotean (se ahorran unos 170 litros de agua al mes por cada 10 gotas al minuto). Puedes lograr grandes ahorros con el agua caliente, sobre todo mediante la tecnología. Los calentadores modernos de agua por gas natural son eficientes desde un punto de vista energético y ahorran espacio. En el caso de calentadores de paso continuo, hay que apostar preferentemente por los dispositivos electrónicos respecto de los hidráulicos o térmicos, puesto que permiten ajustar la temperatura del agua con exactitud. En los acumuladores de agua caliente, no ajustes la temperatura demasiado alta (para ducharse bastan 37º) y, si te vas de viaje, apaga el acumulador.


EN LA COCINA


Con el termo bien lleno

“Termo” no es solo la palabra mágica en lo relativo a la ropa térmica, sino que el termo de toda la vida está viviendo su segunda juventud en la era de “Think Blue.”. Si introduces en él el café o el té recién hecho, no solo tendrás para todo el día, sino que ahorrarás energía. Mantener la jarra del café durante horas sobre la placa calentadora consume mucho más que volver a hacer café.

Todo lo salvaje

Existen todo tipo de opiniones –contradictorias– sobre cuál es la mejor alimentación. Carne o no carne, comida ecológica o no: al final, es una decisión personal. Pero algo es seguro: para evitar transportes largos y emisiones innecesarias, en caso de duda, se recomienda optar por productos que no se fabriquen necesariamente en la otra punta del mundo. La solución: productos regionales. En la práctica, si dos productos cuestan lo mismo, opta por el que se fabrique más cerca. Y, en el caso de que comas carne, otro consejo: la carne de caza de los bosques autóctonos es la mejor opción desde un punto de vista ecológico.


Usa la tostadora

Los panecillos del día anterior no se deben poner en el horno, sino en la tostadora, con lo que ahorrarás hasta un 70% de energía respecto del horneado. El horno es un verdadero “derrochador” de energía. Por lo tanto, renuncia a los tiempos de cocción innecesarios: realmente solo es necesario precalentar el horno para muy pocos platos. Suele bastar con encenderlo al meter pizza, el asado o el pastel. Los tiempos de cocción son un poco más largos, pero se utiliza la energía de forma más eficiente. Tanto el horno como las placas eléctricas se pueden apagar minutos antes de que finalice el tiempo de cocción, ya que el calor residual basta para finalizar la cocción u horneado.


Todo al frigorífico

Aunque pueda parecer paradójico, cuanto más vacío está un frigorífico, más elevado es su consumo. Refrigerar el aire requiere más energía que refrigerar alimentos. Asegúrate de que los compartimentos estén llenos. En caso de duda, resulta más barato llenar los espacios vacíos con botellas de agua. Una temperatura de 7 ºC en el frigorífico y -18 ºC en el congelador suele ser suficiente. Asegúrate de que no se haga hielo (de lo contrario: ¡descongelar!). Coloca la nevera sobre una base plana. Y, si es posible, opta por la etiqueta energética A+++.


Usa la tapa

Bastan un par de trucos para cuidar la principal arteria energética de muchos hogares: la cocina. Por ejemplo, con una preparación inteligente del agua caliente: para cocinar pasta, puedes reducir tu consumo eléctrico casi a la mitad utilizando un hervidor de agua en lugar de la placa eléctrica. Puedes lograr otro 30% si aplicas la sabiduría de las abuelas y tapas todas las ollas. Cocinar con las ollas y sartenes tapadas es mucho más rápido y sostenible. La olla a presión representa el doble de ahorro: el consumo eléctrico se reduce en hasta un 50% adicional con cocinas eléctricas. Las ollas y sartenes nunca deben ser más pequeñas que la placa, ya que de lo contrario se malgasta energía.


EN LA OFICINA


El PDF gana al papel

En empresas y agencias, editoriales y oficinas, continúa siendo una imagen habitual: la impresora está desbordada y nadie sabe por qué a diario se desechan tantas toneladas de papel para reciclar. Nuestra propuesta: lo normal debería ser no imprimir. Y, si se imprime, solo aquellos pasajes que precisemos para nuestra conferencia, presentación o investigación. Utiliza la función de impresión por ambas caras. Y, en caso de duda, recuerda: en lugar de cientos de hojas de trabajo, a menudo una dinámica presentación de PowerPoint es una alternativa mejor. Y, después, envía un PDF a tus compañeros.



La unión hace la fuerza

De camino al trabajo, coincides casi a diario con ese mismo compañero en el semáforo. Habla con él. Compartir el coche es beneficioso para el medio ambiente y el bolsillo: solo en Alemania, el tráfico supone el 18% de todas las emisiones de CO₂. Aunque utilices el transporte público, mejora tu “huella ecológica”. Sopesa el uso de servicios de coche compartido. Y, cuando viajes por negocios, reflexiona sobre si realmente es necesario ir en avión; en caso de duda, un billete de tren es la mejor opción. En especial porque el ahorro de tiempo es a menudo inferior a lo que muchos creen: el ICE va de Hamburgo a Fráncfort en unas 3,5 horas. Si tiene en cuenta el tiempo necesario para la facturación y los traslados, el avión apenas es más rápido.


Los trayectos cortos, a pie

Has quedado para almorzar, debes salir a comprar algo o tienes una reunión cerca: deja el coche aparcado. Usa las piernas. O la bicicleta (se puede alquilar fácilmente en muchas grandes ciudades). O prueba un servicio de coche compartido. Y hablando de trayectos cortos: subir del 2.º al 3.er piso varias veces al día por las escaleras en vez de utilizar el ascensor es sano y ayuda a cubrir el mínimo de actividad física necesaria. Y te convertirá en un verdadero ejemplo “Think Blue.” a seguir.


¿Qué nivel de brillo?

Una pantalla plana convencional consume tanta corriente como el propio ordenador; una televisión, incluso el doble. Por lo tanto, comprueba qué nivel de brillo necesitas realmente en tu monitor o televisor, ya que a menudo basta con menos brillo del que crees. Si haces una pausa, activa el modo de ahorro energético. El cambio automático a este modo supone un ahorro superior al 90% respecto del modo de trabajo. Y, si apagas el ordenador durante la pausa del mediodía, ahorrarás fácilmente más de una décima parte de tu consumo diario.


Todo en modo “off”

Efectivamente, el “multitasking” también posee una dimensión “Think Blue.”. El ordenador, el teléfono, el proyector, el sistema de sonido, la cafetera: en muchos puestos de trabajo funcionan varios aparatos a la vez. Electricidad que puedes ahorrar fácilmente: con regletas de enchufes desconectables. Muchos aparatos –sobre todo los más nuevos– carecen de interruptor y funcionan continuamente en el denominado “modo semiapagado” y consumen energía. Apagándolos totalmente, por ejemplo, en los hogares podrían ahorrar unos 22.000 mill. kWh al año.


Fuente original: dasautomagazine

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